domingo, 27 de enero de 2013

4º capitulo nº2

Tras ver que la ultima entrada tuvo una repercusion positiva bastante notable, proseguiré colgando cosas del epílogo durante algún tiempo má sy pospondré lo que tenía pensado para más tarde. estoy trabajando en un nuevo relato corto, que espero que os guste a todos, pero ni está revisado, ni acabado ni empezado en realidad, pero se tengo la sensación de  que lo escribiré deprisa y no habrá que esperar mucho. Pero bueno eso ya se verá. Os dejo el siguiente párrafo del epílogo:

Eragon puso fin al hechizo, este se había cobrado su precio, las reservas de Aren se habían agotado por completo, las de Brisingr  casi  también, pero las suyas apenas habían sufrido una pequeña perdida.

El jinete no pudo evitar sonreír, había logrado su objetivo, en cuanto Saphira tocase el suelo la diría que lo sentía, que había sido un imbécil, que no quería separarse de ella… todo lo que fuese necesario para que la dragona volviese a su lado, pero para eso aun quedaban un par de minutos, así que se sentó y empezó a calmar su corazón con los ejercicios que Oromis le había enseñado hace ya tanto tiempo.

Saphira estaba apenas a unos veinte metros por encima del suelo, Eragon se fue levantando, los ejercicios de relajación no habían tenido un efecto completo pues él seguía un poco acelerado, pero estaba mucho más relajado que cuando acababa de realizar el hechizo. Además había extraído algo de energía de las plantas de alrededor y ahora sus reservas estaban completas, no sabía por que pero tenía la sensación de que las necesitaría. En ese momento el sol apareció por el horizonte e iluminó la gran ciudad de los jinetes. Al fin la dragona tocó el suelo, Eragon corrió a abrazarla, olvidado cualquier tipo de precaución, pero cuando estuvo al alcance de ella, la garra de la dragona se alzó y de una patada  lo empotró contra la pared del pabellón, una patada como esa podría haber matado a un ciervo, pero gracias a sus escudos, a Eragon no le paso nada. Este lo tomó como una especie de castigo por lo que había  hecho. La segunda vez no fue mejor de la primera, en cuanto Eragon se acercó demasiado a la dragona, un coletazo lo mandó contra la pared del castillo de Murtagh. Entretanto, los demás jinetes habían llegado, pero no hacían nada por ayudar a Eragon, se quedaban fuera de la especie de jaula que formaba la plaza. Una vez más Eragon se dispuso a repetir la operación pero un rugido de la dragona le hizo detenerse a la vez que una potente voz le gritaba fuera de las murallas defensivas que Eragon tenía la mente:

-          ¡¡¡No lo intentes de nuevo!!! – Además el mensaje llevaba una especie de mensaje secundario que le decía que le abriese la mente porque quería hablar con él y que prometía que no le atacaría mentalmente. Eragon accedió y abrió su mente a la de la dragona y sus mentes se fundieron de nuevo, pero Eragon supo que no era la misma con la que anteriormente estuvo unido, algo había cambiado pero no sabía el que, haciendo acopló de valor preguntó.- ¿Por qué has hecho eso?

-          Mírate la mano derecha.
 
Cavilad sobre el significado de esa frase, jejejejejejejejejejejeje.
Adios