sábado, 16 de marzo de 2013

5º capitulo nº2

Ya que solamente una persona me ha mandado su numero de telefono para el grupo de what's app me temo k esta iniciativa no puede seguir adelante si en este grupo tan solo vamos a estar 2. Repito que la idea de este grupo es facilitar nuestras conversaciones sobre Legado, y por supuesto por si quisierais sugerirme algo que creais que debiera estar en el epílogo.

No tengo nada más que decir asi que cuelgo los dos siguientes parrafos:


Eragon seguía tumbado cuando se despertó, pero sintió que volvía a estar vestido. Había funcionado, todo había salido bien, no necesitaba confirmarlo, sencillamente, lo sabía. No abrió los ojos, se limitó a escuchar los primeros sonidos de su nueva vida, a lo lejos un grillo cantó, los árboles murmuraban entre ellos sobre lo que acaba de pasar, las hormigas transportaban a su compañera muerta. Cambió de sentido y empezó a olisquear el aire, el olor a quemado que antes había inundado la plaza era ahora apenas un lejano recuerdo de lo que había ocurrido, Eragon olió la hierba de las grandes praderas que rodeaban Vroengard, también advirtió el olor a madera del bosque se encontraba al oeste. Todos estos sentimientos se nublaron cuando una  enorme conciencia familiar le toco de lejos, como un visitante que llama a la puerta. Eragon retiró las barreras que tanto tiempo habían resistido los ataques mentales de la dragona. Y sus mentes volvieron a fundirse en una, Eragon sintió muchas cosas en las profundidades de Saphira, temor por lo que le había estado a punto de pasar, sorpresa por lo que había ocurrido pero sobre todo respeto.
Al fin Eragon abrió los ojos, un cielo teñido de rojo con nubes tintadas de morado le dio la bienvenida, giró la cabeza y vio que el sol recorría los últimos metros en la carrera diaria de llegar al horizonte opuesto. El resultado de la batalla había sido desastroso, la plaza había quedado completamente destrozada y gran parte de los edificios que la rodeaban habían quedado en su gran parte derruidos, el agua de la fuente ahora se esparcía por toda la plaza sin ningún control. Eragon se puso lentamente en pie, ahora todos los jinetes y dragones se encontraban dentro de la plaza, pero a él solo le interesaba uno de ellos. Saphira se encontraba tumbada junto a él y llevaba bastante tiempo despierta, o a lo mejor ni siquiera se había desmayado como le había pasado a su jinete. “Pequeño, ¡Quítame esto!” Eragon cayó en la cuenta de que aun seguía encadenada.  Rápidamente se levantó y no necesito pensarse dos veces si Saphira continuaba siendo peligrosa o no, la liberó de las cadenas y descongeló su estómago.

Hasta la próxima semana