domingo, 31 de marzo de 2013

5º capítulo nº4

Antes de comenzar, quería deciros que la semana que viene no podré colgar nada, así que el fragmento de hoy será más largo que lo habitual, que las vacaciones favorecen mucho el avance y la calidad del epílogo (por lo que yo veo) y que cuando acabe ayer de escribir dejé a Arya y a Eragon solos en una habitación a las tantas de la madrugada alumbrados solo por la luz de unas velas.

Bien, pues dicho todo esto, me parece que el grupo de what's app ya es un intento fallido de comunicacion entre nosotros, pero sigo diciendo que si alguien todavía está interesado puede mandarme su número de teléfono al correo y ya veré si finalmente creo el grupo o no

 
Finalmente, el sol volvió a salir y el dragón multicolor perdió su brillo y se dividió en millones de pequeños dragones que finalmente volvieron a su posición inicial con la cabeza puesta sobre el suelo en señal de respeto. Eragon sintió que era su momento de hablar:

-          Levantaos – así lo hicieron todos, dragones y jinetes.- No negaré que lo que he visto hoy me ha maravillado, pero si diré que no era mi intención alcanzar a ver esto. Lo único que yo deseaba era volver a ser jinete y esta era la única manera de conseguirlo. Gracias.

Y esta vez dirigiéndose única y exclusivamente a Saphira le dijo “Siento haberte hecho daño, pero era la única manera de recuperarte. Perdóname” A esto la dragona respondió “Ya te lo dije una vez, normalmente el más indicado para gobernar es el que menos lo desea. No es exactamente igual lo que te ha pasado con lo que dice la frase, pero el significado bien puede aplicarse a este. No necesitas disculparte, yo te hubiera matado si hubiese podido, además no ha sido el poder que has demostrado hoy lo que nos ha inclinado a hacer esto, sino tu piedad, cualquiera en tu lugar me hubiera matado. Al no hacerlo, te has convertido en una persona aún más poderosa de lo que eras antes. Una persona capaz de perdonar y amar después de que le hayan hecho daño es realmente la más poderosa. Pero aún tengo una pregunta para ti ¿encontraste la llave, pequeñajo? El uso de aquel adjetivo disipó por completo todas las posibles dudas que tenía Eragon acerca del estado sobre su relación. Y entonces anunció casi gritando:

-          ¡Volvemos a Alagaësia!

Eragon recogió rápidamente sus pertenencias más importantes y partieron enseguida. Una última vez en el cielo volvió la vista hacia lo que había sido su hogar en los últimos treinta y siete años, allí abajo se encontraba Vroengard, pero Eragon no sintió pena alguna, al contrario, se sintió como un pájaro que acababa de escapar de su jaula y que ahora volaba libre por los enormes surcos del cielo. De pronto Saphira intervino “¿Libre como un pájaro? Puede que libre, pero no como un pájaro, como un dragón” Y Eragon no pudo hacer otra cosa que confirmar lo que Saphira le había dicho. Al final Eragon desvió la mirada de lo que había sido su cárcel durante los últimos treinta y siete años y la volvió a posar en el futuro. A lo lejos, Hedarth se empezaba a distinguir en el horizonte.