domingo, 5 de mayo de 2013

6º capítulo nº3

Yo hoy por mi parte felicito especialmente  a mi madre y a mi abuela, pero también a todos aquellos que tengan madres y abuelas. El fragmento de hoy va muy relacionadas con ellas también:


Eragon no podía creer lo que veía, no supo si reía o lloraba, y antes de que se diese cuenta estaba abrazando al anciano, de nuevo todos los recuerdos de aquel que había sido su maestro le inundaron, solo existía él, bien podría estar otra vez luchando contra Saphira que no se habría dado cuenta. Eragon le apretó fuertemente contra su pecho, temiendo que si le soltaba, volvería a perderlo y no volvería a verlo jamás. Brom besó e a su hijo en la frente, él también lloraba, nunca creyó que lo volvería a ver y aún menos que el supiese su secreto. Mucho tiempo continuaron abrazados los dos jinetes, capitán y soldado,  maestro y aprendiz, padre e hijo, pero al final ambos se separaron y volvieron a sus posiciones anteriores. Entonces Eragon tartamudeando dijo:

-          P…, p…, pe… ¿Cómo? –Brom sonrió ante aquella pregunta y después soltó una larga carcajada. Finalmente le respondió-  Realmente yo tampoco lo sé, me desperté un día y lo primero que vi fueron árboles.

A Eragon le pareció que le guiñaba un ojo para reafirmar la indirecta que le acababa de mandar para que preguntase a Arya, pero no tuvo más tiempo para pensar en eso, en ese momento Firnen,  Saphira y Espina aterrizaron en el suelo, aquello hizo un efecto muy curioso pues era la primera vez que los tres famosos dragones habían volado juntos  y antes de que Eragon pudiera darse cuenta, Murtagh estaba a su derecha y Arya a su izquierda, formando una especie de espejo, ya que cada uno de los jinetes quedaba delante de su dragón.