sábado, 28 de septiembre de 2013

Octavo capítulo tercer parte

Siento que este capítulo este siendo tan filosófico, pero no puedo hacer que el pobre Orrin se mueva demasiado. Eso sí, os prometo que el siguiente, será más movidito e interesante. respecto al epílogo global, como ya os dije, está establecido en el período de una semana, pues ya podría decirse que estoy en las primeras horas del domingo, todavía de noche eso sí, concretamente en el capítulo 17, el más importante para Arya y en el cuál es la absoluta e indiscutible protagonista. 
Quería comentar que dependiendo del epílogo (como probablemente ya habréis notado), el caracter principal va rotando dependiendo del capítulo, aunque casi siempre entre Arya y Eragon, exceptuando el 7 que es Roran como ya habréis podido advertir, y uno que pienso hacer en el cuál será Murtagh. Solo eso.

Así pues os dejo la continuación al fragmento de la semana pasada.

-          ¿Crees en los dioses?
-          ¿En cuáles de ellos?
-          En cualquiera.
-          No sé, no creo que tales dioses existan y permitan tanto sufrimiento aquí abajo, pero es raro pensar que no hay nadie rigiendo el mundo.
-          Piénsalo así,  los elfos  lo hacen, y yo en el tiempo que he estado fuera, he aprendido a hacerlo también: ¿Por qué es necesario que haya alguien allí arriba? –dijo mientras señalaba el cielo- ¿Por qué tiene que haber alguien que domine por encima de todos? Mientras que si realmente no hay nadie, todos somos dueños de nosotros mismos y no simples peones en el tablero de los dioses. –hizo una pausa para recapacitar sobre si debía realmente responder a la pregunta de Orrin y finalmente dijo- Puedes pensar así hasta que llegué el momento, pero cuando este llegué, crearas un dios para sobrellevar la carga, pero eso no te ocurrirá solo a ti, sino a todos, todo el mundo cuando mira a la Muerte a los ojos crea un ser superior para esquivar la evidencia de que realmente se acerca el final. No, rey Orrin, no hay un más allá, cuando nuestro cuerpo muere, todo se acaba, aunque la vida continúe en otro lugar. Cuando uno muere entra en algo llamado vacío, solo, incluso el vínculo que une a un jinete con su dragón se rompe cuando uno de los dos entra en el vacío. Nadie nos acompaña cuando entramos allí. Eso me dijo uno de mis mentores hace ya muchos años, desde entonces he tenido tiempo de reflexionar sobre eso, porque nadie es realmente inmortal,  la inmortalidad es muy larga y es imposible sortear todos los obstáculos que te va poniendo, puedes esquivar muchos pero finalmente alguno te hará tropezar.
     “No Orrin, no hay un más allá y precisamente por eso, porque no hay nada    después, es por lo que debemos aprovechar cada segundo que pasamos aquí”


Espero vuestro comentarios, tanto positivos como negativos a estas últimas entradas, también aprovecho para recordar, que lo escrito no es inamovible, y que puede cambiarse, cosa que pienso hacer cuando acabe el epílogo antes de colgarlo en su totalidad