sábado, 5 de octubre de 2013

Octava capítulo Cuarta parte

Hoy tengo pocas cosas que contar, así que me limitare tan solo a dejaros el fragmento semanal.

Cuando acabo de hablar, Eragon volvió a dejar vagar su mirada en el infinito. Era la primera vez que daba un consejo de tales magnitudes, y sin embargo no se sentía extrañado ni preocupado, sabía que había hecho lo correcto, y aunque Orrin ahora pensase que le había destrozado, pronto entendería que había hecho lo mejor para él. “He cambiado tanto, antes me costaba mucho hablar con alguien sobre algo medianamente serio y ahora voy yendo por ahí dando consejos sobre la vida y la muerte” pensó el jinete mientras se reía para sus adentros. Permaneció un tiempo  sentado junto al anciano rey surdano, nunca supo cuánto tiempo fue a ciencia cierta, solo que, cuando lo consideró oportuno se despidió del rey y fue al encuentro de la dragona. Pero cuando apenas le quedaban un par de pasos para salir del jardín escuchó una voz a sus espaldas:
-          Eragon…Gracias, de ahora en adelante estoy en deuda contigo. Nuestras viejas diferencias quedan para mí enterradas con lo que me has dicho hoy. Gracias.
Y entonces el rey se levantó y se fue a su habitación. Eragon llegó de nuevo junto a Saphira que le preguntó por lo que había ocurrido y él se lo contó todo. Luego, sobrevolaron  Ilirea hasta aterrizar  de nuevo en la gran plaza. Allí estaban la mayoría de los jinetes y dragones, entre ellos Murtagh y Espina que parecían profundamente dormidos. Eragon encontró un hueco cerca de ellos y él y Saphira se instalaron lo mejor que pudieron. A lo lejos, este, advirtió a dos jóvenes jinetes sentados en un pequeño banco de piedra, y de pronto ambos se fundieron en un largo beso. Eragon no pudo reprimir un rápido gemido de dolor, mientras que un puñal invisible le atravesaba el corazón, esto a Saphira no se le pasó por alto. Para aligerar su carga intento consolarlo:
-          Todo ha cambiado desde entonces, ahora tienes una nueva oportunidad.-dijo la dragona-.
-          En eso te equivocas, yo he cambiado, pero ella no lo sabemos. ¿A lo mejor lo ha hecho, pero para peor? –este último comentario en el que Eragon no había pensado realmente en serio, lo asaltó con una fuerza que bien estuvo a punto de derrumbarlo. Saphira viendo que la conversación no iba por donde ella pretendía, cambió radicalmente de tema y dijo- Te tengo preparada una sorpresa para mañana.
Eragon que solo prestaba atención a sus propios pensamientos, tardó un rato en responder y cuando lo hizo, fue sin ganas.

-          ¿Cuál?