jueves, 11 de septiembre de 2014

Dejémoslo en un Hasta pronto

Llevo ya mucho tiempo pensándolo, pero supuse que cambiaría tarde o temprano, por desgracia no ha sido así. Lo cierto es que hace ya tiempo que no tengo ni las ganas ni la inspiracion para seguir escribiendo sobre Eragon y Saphira por lo que tengo pensado dejar de hacerlo definitivamente.

De todas formas voy a hacer lo que prometí, aunque no este completo, a partir de ahora podéis leer TODO lo que había escrito del epílogo en la pagina de Epilogo de Legado donde hasta ahora teníais todo lo que había colgado por el momento para que veáis que no os he estado engañando durante estos dos años. Perdonad las faltas y eso,ya que al final no he podido releerlo y corregirlo como dije en su día.

Me queda mal sabor de boca, ya que estaba demasiado cerca del final, por lo que os prometo que si en algún momento recupero las ganas os lo haré saber de inmediato y volveré a publicar (así que pasaros alguna vez por el blog al mes), y si otro quiere tomar mi testigo y acabar lo que yo no he podido, no pediré derechos de autor ni nada ;-) A pesar de todo, no desvelo que final tenía pensado (aunque no me parece muy difícil de adivinar) por si algún día efectivamente vuelvo sobre los cimientos de este epílogo

Deciros que ha sido un placer estar con vosotros compartiendo esta fantástica saga con vosotros y que yo también me pasaré por el blog para leer vuestros comentarios. Así que ya solo me queda decir que ojala que esto no sea el fin.

Hasta pronto
Samuel

lunes, 28 de julio de 2014

11.5.

Perdonad mi larga ausencia, pero he sufrido un percance con el ordenador y me ha sido imposible incluso avisaros, pero ya esta todo solucionado y estoy aquí para continuar con el epílogo, los siento mucho.

Informados ya, volvamos con Angela y sus huesos...

-          He cambiado, lo que pasó hace unos días en Dorú Areaba me cambió, no soy el mismo, lo que leíste fue el futuro del Eragon que acababa de salir de Carvahall, ese Eragon se fue de Alagaësia y no volvió, he cambiado y también mi nombre verdadero lo ha hecho. Mira –entonces Eragon pronunció su antiguo nombre verdadero y por primera vez aquel escalofrío no le recorrió el cuerpo- ha cambiado.
-          ¡De modo que lo sabías! ¡Sabías que ocurriría esto y aun así has venido para humillarme!
-          La verdad es que si creía que era lo que había pasado, pero no estaba seguro y esta era la única manera de averiguarlo.
-          Está bien, vuelve pronto.
-          ¿Me echas?
-          No, pero es que tengo muchas cosas que pensar y necesito estar sola.
-          Está bien.
Eragon se levantó y se encaminó hacia la puerta, la abrió y empezó a bajar los escalones, pero justo cuando iba a bajar el último de ellos escuchó una voz del interior “Eh se te ha olvidado pagar, la otra vez te lo ofrecí yo, pero ahora lo has pedido tú.” Eragon volvió a entrar y depositó un galeón sobre el escritorio de la herbolaria. Esta, dio una seca cabezada y volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo. Esta vez Eragon si salió a la calle y notó como el siniestro olor había desaparecido y el sol había vuelto a aparecer por encima de los edificios. Seguro de que todo eso era obra de la herbolaria puso rumbó hacia la plaza Islanzadí, buscando la respuesta a aquella misteriosa magia que parecía que solo conocía ella.


Fin del capitulo

En breve comenzaremos el proximo:

12. Ordenes de la Realeza

No es la leche pero bueno...


viernes, 20 de junio de 2014

11.4

Esa vez Ángela apenas estudió los huesos, segura de cual sería el resultado, los huesos rodaron por la mesa hasta que se detuvieron, la herbolaria dejó vagar su mirada por los huesos, aburrida, apenas los estudió todos, convencida de que el resultado sería el mismo, pero Eragon había advertido que uno de los huesos no era el mismo que el de la otra vez, por desgracia no sabía cual que había significado ni que significado tenía ahora. Ángela observó que el muchacho mantenía la mirada fija en uno de los huesos, pero no le presto atención y sencillamente carraspeo para que el jinete la atendiese:
-          Bueno, este símbolo sobre el hueso, significa, como ya te dije una vez que vivirás mucho tiempo, jiji ¡claaaro como eres jinete! Jiji –ante aquella risita estridente de la herbolaria, Eragon se preguntó si tal vez habría bebido demasiado, pero enseguida Ángela volvió a hablar mientras señalaba otro hueso- Bueno, pegado a este la otra vez estaba pegado el relámpago, pero como ya perdiste a Brom ha desaparecido, sin embargo el camino errante sigue aquí, ay, jaja, aun te queda mucho por vivir, si es que aún no llegas a los cincuenta y eso comparado con la eternidad es poco, todo comparado con la eternidad es poco. –La herbolaria hizo una pausa y señaló el siguiente- La otra vez, el árbol y la raíz de espino se entrecruzaban, esta vez ni aparecen, no creas que tienes razón, sencillamente son cosas que ya han ocurrido, al igual que el relámpago. Y finalmente llegamos, al que creo que más te interesa –dijo mientras señalaba un capullo de rosa entre los extremos de una media luna- ¿te acuerdas de lo que significaba?
-          Que tendría un romance con una mujer de noble cuna y linaje.
-          Efectivamente, bien, pues no ha cambiado, tu futuro con Arya continúa siendo una incógnita.
Creyendo que ya había terminado, Ángela hizo el ademán de levantarse, pero en último instante fijo su atención en un símbolo que había pasado por alto, allí donde antes uno de los huesos se apoyaba sobre un barco de vela, ahora señalaba hacia un hombre sentado. Ángela abrió completamente los ojos, sin poderse creer lo que veía, sorprendida y asustada recogió todos los huesos y los volvió a lanzar, y después otra y otra vez, pero siempre uno de los huesos aterrizaba sobre el hombre sentada. Finalmente, derrotada, se quedó mirando fijamente a Eragon y dijo:
-          Bueno, definitivamente eres un saco de sorpresas ¿eh? En todos los años que llevo haciendo esto nunca, ¡jamás! Un símbolo había cambiado, esto significa sedentarismo, lo que quiere decir que permanecerás siempre en la tierra que pisas. ¿Tienes alguna idea de como ha ocurrido?
-          Tengo una idea aproximada…

-          Te escucho.

jueves, 12 de junio de 2014

11.3

Bien, acabado ya el instituto y con mi titulo en ESO tendré ahora mas tiempo para el blog. VTK ya se que hasy mucho espacio entre entrada y entrada, pero es que soy una persona muy ocupada, cada vez más... De todas formas ahora si que volvere a publicar cada una o dos semanas.

Como ya dije, el capitulo 11, Destino, es la columna vertebral del epílogo, la que justifica su existencia, a mi me parece que está bien logrado, pero nunca es igual el escritor que el lector, por lo que me gustaría que me comentarais que os parece...

La sonrisa que antes reflejaba el rostro de la herbolaria, se fue estrechando hasta que solo quedó un final línea entre sus labios. Sus ojos expresaban ira y sobre todo rabia. De pronto, todo se oscureció la pequeña chimenea que quedaba a la derecha del jinete que  apenas chisporroteaba se convirtió en la única fuente de luz de toda la habitación aparte del reluciente vestido verde de Ángela, que de alguna manera irradiaba una deslumbrante luz plateada.
Eragon se quedó con la boca completamente abierta. ¿Cómo había hecho eso? ¿Había sido magia? ¿Había arriesgado su vida sencillamente para hacer un viejo truco de teatro? De manera que cuando volvió a mirar a los ojos de la herbolaria vio un poder oculto durante muchos años en lo más profundo de su ser. Al hablar, la voz penetró en los oídos del jinete con tanta intensidad que Eragon no pudo evitar taparse las orejas con las manos, la voz era profunda, grave y terrible:
-          ¿ACASO TE ATREVES A CUESTIONARME, MÍSERO JINETE DE DRAGÓN? –La voz que había ido creciendo amenazaba con desmayar a Eragon- ¿OSAS CUESTIONAR A ÁNGELA? ¿DUDAS A CASO DE MIS PODERES?
Y entonces todo volvió a la normalidad, el vestido de la herbolaria dejó de irradiar esa potente e insoportable luz y el fuego volvió a iluminar toda la habitación. Eragon se sorprendió viéndose de pie, así que se dejó caer de nuevo sobre la silla. Ángela volvía ser la de siempre, y su sonrisa volvía a instalarse en su rostro:
-          Aun así, te demostraré que te equivocas
-          ¿Cómo has hecho eso sin hablar en el idioma antiguo?
-          Ya te dije una vez que yo era poderosa, no te olvides de quien te rescató en Dras-Leona, pero no has venido aquí por eso ¿no?
Dicho esto, la herbolaria se inclinó hacia la derecha y abrió un cajón del que extrajo una pequeña bolsita de tela cerrada por unos hilos. Sin prisa fue desatando, uno a uno fue quitando los nudos mantenían cerrada la bolsa, los hilos eran de distintos colores, el primero que desató fue el rojo, después el verde, el azul, el amarillo, el negro y por último, el blanco, este último se le resistió un poco pero finalmente Ángela extrajo sus preciados nudillos de dragón.
Ángela se puso seria mientras sostenía los huesos con ambas manos, pero aquella vez no cerró los ojos sino que permaneció mirando al jinete, la hoguera de odio que hervía en su interior, no se había apagado. La ira aún se reflejaba en los ojos de la bruja, Eragon detectó un movimiento a la derecha de la herbolaria y se alegró de tener una escusa para desviar su mirada de la de Ángela, el hombre gato observaba con una sonrisa felina, sus ojos amarillos se habían reducido hasta transformarse en una estrecha rendija y mantenía la cola completamente levantada. Entonces Ángela desvió la mirada hacia sus manos y pronunció con una voz potente sin apenas mover los labios:
¡Manin! ¡Wyrda! ¡Hugin! – Y tiró los huesos sobre la mesa. Cayeron todos juntos y relucieron bajo la tenue luz de la hoguera-.

Hasta pronto

domingo, 11 de mayo de 2014

11.2

Hola de nuevo, quiero agradecer a todos aquellos nuevos (o antiguos) que están descubriendo (o re-descubriendo) el blog. Gracias a vosotros, abril ha sido el mes con mas visitas desde agosto de 2011, espero que siga asi tanto como deseo acabar este epílogo que me esta volviendo loco ya ;-)

Creo que os gustara bastante el final e incluirá muchas cosas de mi propia producción, no sera tan solo una especie de "parche" que poner a los libros, sino que el epílogo tiene un eje propio.

Poco mas que decir, retomamos con algo que en mi opinión es uno de los pilares que sostienen la razón del epílogo, a mi me parece que se refuta bastante bien, pero si me pudierais dejar algún comentario diciéndome qué os parece a vosotros os lo agradecería.


Cuando deshizo el hechizo se escurría ya entre un estrecho y oscuro callejón entre dos altos edificios de piedra, el olor a fruta podrida se podría haber notado cincuenta manzanas más lejos y aquel insufrible olor aumentado aún por las capacidades de Eragon lo inundaba todo y hacía que empezara a marearse y a ver lucecitas de distintos colores.
Continuó andando por aquel estrecho callejón adentrándose en una espesa oscuridad, guiado por el fuerte olor a podrido, no sabía exactamente que hacía que siguiese aquel olor nauseabundo, pero sentía que tenía la necesidad de llegar hasta el lugar de donde provenía.
Llego un momento, ya que el callejón parecía interminable y Eragon no tenía ni idea de cuánto tiempo había transcurrido desde que  había adentrado en el por lo que había perdido la noción del tiempo, que la oscuridad terminó haciéndose completa, por mucho que Eragon alzase la cabeza hacia el cielo, sus pupilas no conseguían atrapar el menor rayo de luz. Cuando esto ocurrió el olor a fruta podrida era ya casi mortal y a Eragon tuvo una idea y con un susurro inaudible para todos menos para él, aunque estaba solo, pronunció el nombre del idioma antiguo y esperó a ver qué pasaba. Después de esperar un par de minutos, que a él le parecieron horas, continuó andando por el callejón.
Cuando empezó a preguntarse si debería darse la vuelta, le pareció ver un pequeño resplandor a lo lejos. Fue algo parecido a un chispazo y fue tan rápido que se preguntó si realmente lo había visto o se lo habría imaginado, pero cuando volvió a mirar hacia donde le había parecido ver aquel puntito de luz, volvió a verlo y esta vez sí que estaba seguro de que lo había visto. Sin detenerse echó a andar hacia él.
Lentamente, el pequeño puntito de luz se fue haciendo más y más grande, hasta que terminó cobrando forma de una pequeña llama dentro de una lámpara marinera. Una pequeña tienda pintada de colores verdes oscuros era lo único que Eragon alcanzaba a ver en aquella gran oscuridad. Para entrar en la tienda, había que subir tres pequeños escalones de madera, en el tercero una sombra adquiría forma felina y enseñaba los dientes debajo del bigote. Solembum le dedicó su más encantador maullido desde el suelo, invitándole a pasar. Eragon vaciló apenas un momento, pero suficiente para que el hombre gato lo notase y le preguntase: “¿Qué ocurre? ¿Tienes miedo?”. Eragon puso su mejor cara de idiota y respondió: “No” y sin pensárselo dos veces abrió la puerta y entró en la tienda.
Antes de que traspasase el umbral, ya sabía quién le esperaría dentro. Aun así no pudo evitar sobresaltarse al escuchar una voz tan tremendamente familiar después de tanto tiempo:
-          Ah, jaja, ya sabría que vendrías a visitarme antes de que yo fuera a por ti. ¡Bueno! ¿qué te parece? Te gusta el pequeño antro donde me he instalado, ¿eh? Está bien, no habrás venido solo para estar de charla, eso se te nota en la cara. ¿Qué quieres?
Hace treinta y nueve años me predijiste un destino con unos huesos de dragón, he venido para pedirte que lo hagas de nuevo.


Actualizo también la pagina del Epílogo para aquellos que querais repasar o leerlo de nuevo

Un saludo.

miércoles, 30 de abril de 2014

Comienzo del capítulo 11

Bien, el fragmento de hoy es mas bien tranquilo en comparación con el anterior, también algo mas largo y une el final del capitulo 10 con el principio del 11, espero que os guste, aunque la parte importante del capítulo llegara la próxima semana

Justo en el último momento, Arya sintió como la mano dejaba de sangrarle y que la sangre, milagrosamente volvía a circular por su interior, a la vez que una voz terrible resonaba como un trueno en su cabeza “No vuelvas a intentarlo” entonces Eragon desapareció de su mente. Arya tardó un rato en ser capaz de pensar con claridad, cuando al final lo consiguió el jinete ya se había ido.







11 Destino
Al día siguiente, la mañana ya estaba muy avanzada cuando Eragon salió por fin de sus sueños de vigilia. Tras lo ocurrido la madrugada anterior, el remordimiento lo había estado asaltando durante toda la noche. Una y otra vez escuchaba los gritos de Arya intentando traspasar la barrera que el mismo había construido y el deseo de ayudarla contrapuesto con el de que necesitaba un castigo por lo que había hecho.
Al levantarse descubrió que Saphira no estaba, pero no le dio importancia, probablemente estaría con Firnen. Pero rápidamente otro pensamiento lo atacó “¿Y si Arya le había contado a Firnen lo ocurrido la noche anterior? ¿Y si este se lo contaba a Saphira? ¿Estaría ella de acuerdo con la decisión que él había tomado? Estas y otras preguntas pasaban por su cabeza cuando un jovencito de no más de doce años, rubio y lleno de pecas se le acercó y le entregó un sobrecito que parecía una carta. Eragon le dio un par de monedas al chico y este hizo una torpe reverencia antes de volver por dónde había venido.
Eragon no abrió inmediatamente el sobre, sino que primero se conformó con observar los detalles de este: el papel era áspero y de un extraño color morado claro, la parte donde se encontraba la apertura estaba resaltada con un color verde apagado y el sello donde se cerraba el sobre era de un color rojo intenso. Eragon pudo distinguir dentro del sello un dragón bicéfalo detrás de un escudo en el que se podía apreciar claramente el nombre de la guardia especial de Nasuada: Los halcones de la noche.
Rompió el papel morado con cuidado de no estropear el sello, dentro una pequeña nota de papel esperaba a ser leída. En el momento en el que se fijo en las letras, pudo apreciar la curvada caligrafía de Nasuada. La nota rezaba: ¿¡¡Cómo se te ocurre desaparecer así!!? Ven a la sala del trono dentro del castillo dos horas después de la comida. Trae a Saphira.
La agresividad de la nota sorprendió a Eragon, pero después entendió que había desaparecido durante dos días, justo un día de haber vuelto, eso quería decir que apenas le restaban otros tres días y lo que quedaba de ese para encontrar su respuesta a la pregunta del dragón, además del banquete.
Aún quedaban un par de horas para la comida, de modo que se decidió a hacer lo que no había hecho la noche anterior, hablar con Brom. Se puso en marcha sin exactamente saber adonde iba, deambulaba por las calles intentado encontrar al anciano. Allí por donde pasaba despertaba grititos de sorpresa y alguna que otra mirada que guardaba más que sorpresa. Mas de diez veces escuchó aquella pregunta que empezaba a no resultarle tan extraña “Jinete de dragón, ¿quieres casarte conmigo?” decían las jóvenes muchachas, antes de darse la vuelta, tremendamente abochornadas cuando Eragon las identificaba y les dedicaba su más encantadora sonrisa, y las veces que no las identificaba, adivinaba fácilmente quien de ellas había sido porque eran rápidamente reprendidas por sus abuelas. Eragon pensó de pronto que tal vez alguna de esas abuelas fuera alguna de las otras jóvenes que le formularon la misma pregunta años atrás en Farthern Dur, y se reía por dentro al ver lo mucho que cambiaba la gente durante la vida.
Pero no eran solo peticiones de matrimonio lo que Eragon escuchaba, muchos otros se acercaban a sobarle y a darle las gracias, también le pedían que curase la pierna rota de su hija pequeña, el resfriado de su suegra, etc., aunque más de uno lo que pedía era que el resfriado agravase. Al final, Eragon terminó entrando en cincuenta casas distintas, sin repetir el motivo por el que lo hacía, y cuando se cansó desapareció ante las narices de un comerciante que insistía en regalarle dinero con un sencillo hechizo. 

sábado, 5 de abril de 2014

10.3

Eragon explotó, sabía que Arya intentaba sonsacarle información, pero no creía que llegara a intentarlo mediante una forma tan sucia como la seducción. Lentamente, mientras miraba la mano de Arya, posó la suya sobre la de la elfa, para darle una pequeña satisfacción. Entonces empezó a pronunciar con dulzura unas palabras en el idioma antiguo. Cambio el orden de las palabras de tal manera que Arya no supiese que orientación le daba al hechizo hasta la última palabra. Esta, aguardó impaciente confiando en la dulzura del tono de Eragon. Pero cuando a falta de una palabra, Eragon volvió a mirarla, Arya sintió miedo. Su mirada, era cruel y llena de sed de venganza y mientras pronunciaba la última palabra del hechizo, el jinete dibujó una sonrisa pícara.
Arya no pudo evitar dar un grito cuando sintió como un millar de puñales le taladraban la mano, profundos cortes se abrían inevitablemente en la palma y el dorso, y de ellas brotaban sendos regueros de sangre. La elfa se derrumbó, estaba perdiendo sangre y sabía que se desangraría en poco tiempo. La cabeza se le empezó a nublar, así que busco rápidamente el hechizo de curación, pero cuando intento utilizar las reservas de energía para llevarlo acabó, descubrió que no tenía acceso a ella. Un impenetrable muro se erigía entre la elfa y su magia. Arya no tardó en darse cuenta de que aquella barrera era de Eragon, que se había introducido en su mente aprovechando la confusión. La elfa se sintió de pronto desnuda ante la cantidad de información a la que Eragon tenía acceso en aquel momento. Pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensar en eso, necesitaba su magia. Así que empezó a recorrer la interminable muralla que la separaba de su única salvación. Pero la barrera no tenía ningún pequeño resquicio donde intentar introducirse dentro.
Cuando al final se rindió, termino gritándole a Eragon: “¡Déjame pasar!” Su tono era más una súplica que un grito. “Haré lo que sea, LO QUE SEA” Pero nadie respondía. Una y otra vez la elfa repetía su petición, hasta que al final, una voz conocida y que en otros momentos la habría considerado amiga le respondió “¿Por qué?” Arya no tuvo tiempo de pensar una respuesta coherente. Su cabeza era ya una charca embarrada de pensamientos sin sentido. Aun así supo que estaba a punto de morir.

domingo, 16 de marzo de 2014

10.2

Bueno antes de nada quería dar las gracias a todos aquellos que me estáis apoyando en que lo acabe y que estáis comentado los fragmentos, algo que llevo mucho tiempo queriendo. Se que dije que el epilogo estaría acabado para una fecha que queda ya bastante lejana, pero quiero que tengáis en cuenta que en un principio solo tenia pensado que tuviera una extensión de 30 paginas o así y ya sobre seguro que pasara las 120. Además yo me comprometo a terminarlo, tal vez lo haga con nietos y la mayoría de vosotros estaréis ya muertos, pero yo lo acabaré.

Por cierto VTK, respecto a lo que dijiste de la redacción, es que voy releyendo y borro y pongo otra cosa, y lo vuelvo a cambiar, y a veces se me quedan palabras sueltas o repetidas, aparte de los leísmos y laísmos propios de mi comunidad, de todas formas tranquil@, cuando lo acabe, estaré una semana releyendo para pulir esos defectos.

Pero no me entretengo más.

Eragon no pudo evitar desviar la mirada y esbozar una sonrisa, aquella simple pregunta sirvió para relajarlo por completo en un principio y para que después una pequeña llama de ira empezara a arder. “O sea que eso es todo ¿eh?” pensó Eragon. “Pues no tendrás lo que quieres”. Aun así se controló, enfadar a Arya era lo que menos deseaba en el mundo.
-          No puedo decírtelo,-pero no pudo evitar darle un anzuelo que morder para fastidiarla- guardo secretos que deben conocer muchas personas y prefiero contarlo todo solo una vez.
Arya mordió el anzuelo, tal como Eragon quería. Su curiosidad era diez veces más grande que antes. Además, un nuevo objeto se filtró en su campo de visión, Eragon tenía algo escondido detrás de su espalda. Ni siquiera llegaba a ver su forma, pero el jinete escondía sus manos y con eso le bastaba. Con un tono más calmado, paciente y cariñoso, ella abordó el tema más tranquilamente, intentando no cometer por segunda vez el mismo error:
-          Eragon, ¿qué tienes ahí detrás?
Este, la miró de nuevo. Arya se quedó sorprendida de lo que vio, leyó en los ojos de Eragon miedo, un miedo terrible a aquella pregunta. Pero también una llama de convicción, protegería esa respuesta con uñas y dientes y nadie se la arrebataría. Nunca había visto una mirada así y menos aún había escuchado hablar a Eragon de la manera que lo hizo:
-           Na…, na…, nada – le temblaba la voz como si estuviese a punto de desmayarse, y aun así el tono poseía la fuerza de una respuesta completamente firme.- Nada importante.
Pero Arya sabía que eso era mentira. La paciencia empezaba a acabársele a la elfa y volvió a precipitarse. Subió la intensidad, y optó por el método menos apropiado. A ella tampoco le gustaba, pero pensó que probablemente sería más efectivo: se equivocaba. Lentamente la elfa poso una mano sobre la mejilla fría del jinete, obligándole a mirarla a los ojos.
Puedes confiar en mí. Vamos cuéntamelo –Eragon miró a la elfa. Su mirada, siempre dura e impenetrable ahora se tornaba traviesa y juguetona- Cuéntamelo.

Hasta la semana que viene

sábado, 22 de febrero de 2014

Capítulo 10

Habiendo terminado ya el capitulo 9, debemos, como es evidente, comenzar con el décimo. Creo que sera uno de los más "polémicos" ya que mas de uno no estará de acuerdo o no crea lo que aquí ponga, pero bueno, también supongo que habrá por lo menos alguien al que le guste, o al menos eso espero, continuo trabajando en ello, ahora mismo de hecho, espero terminarlo lo antes posible....

10 Seducción.
Ya eran altas horas de la madrugada cuando Saphira aterrizó sin hacer ruido en la plaza redonda. Durante el viaje Eragon no había parado de ver a Brom por todas partes, todo le recordaba el viaje que había hecho con su padre, así que en cuanto tocaron el suelo se dispuso a buscarle para hablar con él, pero antes tenía que asegurarse de que a su preciado tesoro no le hubiera pasado, de manera que tuvo que esperar a que Saphira estuviese profundamente dormida para ir a buscarlo. Lo había enterrado en la tierra mientras buscaba a Jeod el día anterior, tardó un rato en encontrar donde lo había dejado, pero cuando lo hizo se arrodilló y empezó a murmurar deprisa el conjuro para desenterrarlo.
Media parte de la caja donde había guardado su preciado objeto empezaba a emerger de la tierra. A Eragon le costaba mucho mantenerse despierto, pero aun así mantenía la concentración. Cuando por fin consiguió extraer la caja del todo, la abrió y comprobó que su tesoro continuaba allí. Lo sacó de la caja y lo mantuvo un rato sujeto en sus manos. La suavidad le maravillaba y la dureza también, era algo maravilloso y por lo que muchas personas darían casi la vida por obtener, algo que solo era comparable con la belleza con el huevo de Saphira, pero no se parecía en nada. Y una vez más esa maldita pregunta le asaltó la cabeza: ¿Si o no?
-          ¿Eragon? –susurró una voz conocida detrás de él. Eragon se dio la vuelta dejando el tesoro a su espalda para que quien fuese el que le había llamado no lo viese. A unos tres metros de Eragon, Arya le dedicaba su más encantadora sonrisa. Sus miradas se encontraron mientras ella añadía- Te he echado de menos.

En cualquier otro momento de su vida, Eragon hubiera dado lo que fuera por compartir aquel momento con Arya, pero precisamente en aquel momento era la persona a la que menos deseaba ver. Arya tampoco las tenía todas consigo, finalmente, la curiosidad había podido con el respecto que sentía hacia Eragon y estaba dispuesta a todo con tal de arrancar un par de capítulos de la historia que tanto ansiaba.
Un sudor frío, que no tenía nada que ver con el frescor de la noche, empezó a deslizarse en la espalda del jinete. Su clara y despejada mente empezaba a nublarse mientras intentaba encontrar una respuesta apropiada. Había preparado aquel encuentro durante tanto tiempo y no recordaba nada de lo que quería decir tantas otras veces. Finalmente se decanto por lo más sencillo:
Yo también. –Arya no pudo contenerse y abordó el tema directamente, sin dar un rodeo: un claro error- ¿Qué te ha ocurrido en todos estos años?



Creo que podreis relacionar esto con el avance que colgué hace tiempo

domingo, 26 de enero de 2014

9.4

Se montó en la silla y Saphira volvió a sumergirse. La dragona la llevó con la corriente, río abajo hacia el norte. Poco a poco la dragona fue yendo más despacio, hasta que en algunos momentos Eragon podía nadar sin necesidad de estar de estar agarrado a la silla y mantener su ritmo. Juntos investigaron las profundidades del río Ramr y descubrieron muchas cosas que ninguna otra cosa verían jamás, pero esos momentos son solo suyos y carecen de importancia para la historia.
Empezaba a amanecer cuando Saphira sacó la cabeza por encima de la superficie del lago Isenstar. El viaje había sido largo, y los dos estaban tan cansados que en cuanto llegaron a la orilla ambos se quedaron dormidos. El último pensamiento de Eragon aquel día fue para aquella dragona de escamas de color azul zafiro.
Apenas habían pasado un par de horas cuando ambos despertaron completamente descansados. Saphira llevó a Eragon hacia los lugares donde habían pasado cuando viajaban por Brom. Faltaban apenas cinco días para el gran banquete, de manera que toda cosa viviente, animal o persona viajaba en esos momentos hacia la capital, así que Eragon y Saphira tuvieron que esquivar a varios grupos de humanos y elfos, querían privacidad. En alguno de aquellos grupos a Eragon le pareció distinguir la ahora calva cabeza de Horst y las primeras canas de Baldor, a Eragon le sorprendió reconocer casi todas las caras de Carvahall, no había ni una sola baja y lo que más le sorprendió era que todos vestían túnicas de gala y viajaban a caballos o en carros tirados por estos, definitivamente Roran había hecho un buen trabajo.
-          Era esto todo lo que querías ¿eh? ¿Solo recordar viejos tiempos? –preguntó el jinete cuando aquel juego del escondite le empezó a parecer aburrido-.
-          No, monta, aún tienes otra cuenta pendiente.
Eragon lo hizo, y esta vez si que sabía hacía donde se dirigían, pero no sentía tristeza sino decisión, era cierto aquella deuda se había aplazado demasiado. Ya era por la tarde cuando Saphira aterrizó en las afueras de un recinto cerrado, cercado por vallas. A Eragon le había parecido ver una especie de castillo en el lugar donde antes estaba su granja, aunque Carvahall había cambiado tanto, lo que antes eran casas humildes eran ahora grandes edificios en los que su techo se confundía con el cielo, que no estaba tan seguro de que fuese allí donde él se había criado.
La puerta del recinto estaba abierta, de manera que Eragon no tuvo problemas para entrar. Delante de él, un pequeño cementerio se extendía a sus pies. Eragon deambuló entre las tumbas de mármol y distinguió la de Bird y la de Quimby. Pero había una que destacaba por encima de todas, esta no era de mármol, sino de plata pura y en la lápida, grabados en letras de oro dos nombres guardaban el recuerdo de los difuntos: Garrow y Marian. Encima de la tumba, una gran escultura de dos personas abrazadas guardaba el descanso de los muertos, Eragon distinguió las facciones de sus tíos esculpidas en diamante. Aquella tumba era realmente una obra de arte y Eragon sabía que estaba echa para personas que valían mucho más que todo el material que habían empleado. Aun así no pudo evitar quedarse maravillado por la sepultura que habían erigido en el nombre de sus tíos, sin embargo estaba seguro de la que había sido de Brom era mucho más hermosa.
Eragon se arrodilló ante la tumba de sus tíos, él no creía en los dioses, pero sabía que sus tíos sí, de manera que rezó por sus almas a aquel que recogiese sus plegarias. Media hora más tarde, se levantó y salió por la puerta del cementerio, dedicándoles un último adiós.
-          ¿Quieres hacer algo más antes de marcharnos? -le preguntó la dragona. Eragon la miró con ternura y le respondió- Ya he hecho todo lo que tenía, ya he saldado mis viejas cuentas.
La dragona echó a volar de espaldas a las últimas luces granates del día, unas pequeñas nubes cerca del horizonte se teñían moradas con un cielo amarillo de fondo. Eragon  se quedó con aquella imagen fija en la cabeza y utilizando un trozo de papel que había encontrado tirado por el suelo, mezcló esa imagen del atardecer con la escultura de la tumba e hizo un faith. El resultado fue esplendido. La plata brillaba como el sol, y la sonrisa de Garrow creaba un lazo místico con la de Marian. Eragon volvió por última vez su cabeza hacia atrás antes de lanzarse de nuevo hacia Ilirea.